Haicai 2622
Kigo: Verão - 22/12/2023
verão
agora
na janela-
a primeira lua...
***
verano
ahora
en la ventana-
la
primera luna...
Vanice Zimerman, IWA
Haicai 2622
Kigo: Verão - 22/12/2023
verão
agora
na janela-
a primeira lua...
***
verano
ahora
en la ventana-
la
primera luna...
Vanice Zimerman, IWA
AL OTRO LADO DE ESPACIO
Al otro lado del espacio
más
allá de Olimpo
más
acá de la eternidad
después
de concluir
la
última hora
es
posible que encontremos
nuestra
patria.
Tendremos al llegar
la
suficiente lucidez
para
no masticar el hambre
ni
repetir el hastío;
inverosímiles
oficios
serán
nuestros,
con
licencia podremos
ejercer
en la vieja profesión
en
la más respetable:
encender
y apagar el sol;
podremos
oficializar
como
alcahuetas
de
las cascadas
que
bajan sedientas de
pasiones
hasta
copular con el mar.
En
ese indefinible tan lejos
no
se escucharán los despectivos:
aquellos
o los demás
sino
el NOSOTROS
con
mayúscula,
será
en ese después
cuando
las canciones
hagan
audibles en sus
melodías
el
palpitar de
corazones
en
una sinfonía de
taquicardias.
Será
en ese sin nombre
donde
las manos
estén
unidas
como
las neuronas
y
sea imposible diferenciarlas.
Ese
otro lado tan abstracto
tiene
calles y avenidas
sudor
en el asfalto
gentes
dolor
en los muros,
tumbas
sin nombres
libertos
vasallos
torturadores
y
poetas,
es
aquí
donde
la televisión
es
en colores
y el amor
en blanco y negro...
no
te preocupes Medallo
no
es tan allá
es
más cerquita
bajo
los puentes de tu río
en
Santo domingo
en
Zamora
en
Castilla
en
las aceras,
en
éste inexplicable
existir
humano
está
el desgarre
y
a veces...
alegría.
. Gustavo Henao Chica
. 1985
Gustavo Henao Chica nació el 19 de diciembre de 1957 en Jericó - Antioquia - Colombia. Entrenador Para-límpico. Licenciado en Educación Especial por la Universidad de Antioquia, Especialista en Literatura producción de Textos e Hipertextos por la Universidad Pontificia Bolivariana. Publicaciones: De la intimidad, cuentos. Historias en agua y tierra. Cuentos. Cuentos para leer en el crepúsculo. Coloquios de adolescencia. Articulos. Viajé a Pie. Libro de Poesía Saudade... Publicado en agosto/2021 Gustavo Henao Chica y Vanice Zimerman.
Haicai 2594 a 2597
Dia de Santa Luzia
cintilam em teu olhar -
centelhas d’almas
de olhos fechados
diante do oratório -
Dia de Santa Luzia
das águas do rio
às mãos do pescador -
a imagem da Santa...
o olhar que sorri -
a Padroeira da visão
agradece a cura...
***
. Kigo de Primavera: Dia de Santa Luzia (13/12)
ConfissõeS...
Confesso que, às vezes, insisto em buscar a linha e a agulha que pregará o botão de nuvens, e junto ao dedal de porcelana - aquele com a pintura de uma rosa - com delicado caseado cerzirão meus sonhos e desejos secretos...
Deslumbra-me sentir a textura do linho branco, o suave alto relevo dos bordados em ponto cruz em tons de azul e vermelho. Há lembranças que param os ponteiros do relógio... faz-me falta sentir a distante maciez e elasticidade da minha pele, receber carícias em meus seios, como se beijos de brisas me tirassem os véus... Faz-me falta a ausência das dores; de brincar de pular poças d'água e à noitinha encontrar vaga-lumes.
Enquanto escrevo faço uma pausa e lembro-me do antigo álbum de fotografias, e de alguns papéis de seda dobrados que antecedem as fotos e as esmaecem. Hoje, a janela amanheceu assim; nublada seda, papel - memória à espera do sol.
O ‘avesso da vida’ nem sempre é belo, tem seus nós e fins de linhas, mas lembra a essência do ‘lado direto’, permanecendo contida nesse desafio diário de manter a frágil chama da vida acesa...
LAÇO
DE NUVEM
O
som do teu mar,
Envolvendo
as rochas lembra
Àquele
"Soneto IX " de Neruda...
Sombras
são solitárias almas
A
afiar o fio da lâmina
Das
eternas tesouras das Moiras,
Enquanto
o sussurro
Do
teu mar chega à praia
E,
implode as torres
Do
Castelo de Letras -
Pequenos
vitrais
Derretem
e tingem
A
areia; molhados tons
De
cyan e magenta mesclam - se
Ao
amarelo, e assim
Cromática
lágrima alça voo
E
faz naquela nuvem branca
Um
laço, em tons de gris,
Talvez,
uma promessa de chuva,
Ou
uma despedida... Quem sabe?
Ah, o som do teu mar
Arte
- final da minha poesia -
Gotas de nostalgia...
Vanice
Zimerman, IWA
02/12/2020
02/12/2020
em seu manto azul
Nossa Senhora das Graças –
nosso céu...
en tu capa azul
Nuestra Señora de las Gracias -
nuestro cielo...
27/11/2023
IDEAL
Gustavo Henao Chica
Ella es la
infinita
la nirvanica
divina
humana de pies ligeros
raptada de
un altar
a punto del
sacrificio
era cupido
el raptor
un camino a
la libertad
entre temor
pasión
Baco los
encontró,
que bondad
la de éste dios
los encerró
con su magia
de alegrías
sus cuerpos cubrió
por horas
inmortales
esas de
miedos
compitió el
amor.
Baco que
dios tan loco
que dios tan
cómplice
en cambio
cronos
no parece
interesarse
se vuelve
breve reducido
que dios tan
poco.
ESPERA
Vuelve
tu mirada
y
ve la sonrisa que nace
en
éste tiempo
abre
la puerta.
ENCUENTRO
Siempre
es bueno
encontrar
a quien
robarle
una sonrisa
o
su voz musical,
siempre
es mejor
recibir
una mirada
en
capullo
o
sus pasos
que
vienen.
***
Gustavo Henao Chica nació el 19 de diciembre de 1957 en Jericó - Antioquia - Colombia. Entrenador Para-límpico. Licenciado en Educación Especial por la Universidad de Antioquia, Especialista en Literatura producción de Textos e Hipertextos por la Universidad Pontificia Bolivariana. Publicaciones: De la intimidad, cuentos. Historias en agua y tierra. Cuentos. Cuentos para leer en el crepúsculo. Coloquios de adolescencia. Articulos. Viajé a Pie. Libro de Poesía Saudade... Publicado en agosto/2021 Gustavo Henao Chica y Vanice Zimerman.
escritoresacademia1957@gmail.com
Minha Vida...
Despe-me com tua brisa de poesia -
Inebriada entrego-me a ti...
***
Mi vida...
Desnúdame con tu brisa de poesía -
Ebrio me entrego a ti...
Vanice Zimerman, IWA
06/11/2023
Invitación a Presentación De Los Libros Del Escritor Jericoano
Gustavo Henao Chica
. Historias en Agua y Tierra (Relatos)
. Viajé a Pie
. 11 de noviembre - Museo Maja Jericó
. 10:00 AM
***
Gustavo Henao Chica nació el 19 de diciembre de 1957 en Jericó - Antioquia - Colombia. Entrenador Para-límpico. Licenciado en Educación Especial por la Universidad de Antioquia, Especialista en Literatura producción de Textos e Hipertextos por la Universidad Pontificia Bolivariana. Publicaciones: De la intimidad, cuentos. Historias en agua y tierra. Cuentos. Cuentos para leer en el crepúsculo. Coloquios de adolescencia. Articulos. Viajé a Pie. Libro de Poesía Saudade... Publicado en agosto/2021 Gustavo Henao Chica y Vanice Zimerman.
escritoresacademia1957@gmail.com
"DIA NACIONAL DO LIVRO"
Encontro em suas páginas:
L iberdade,
I maginação,
V iagens...
R eflexão, renascimento.
O utros livros, espelhos e outras vidas...
Vanice Zimerman
-"Dia Nacional do Livro", 29 de outubro, em homenagem à fundação da Biblioteca Nacional, que ocorreu em 1810. O primeiro livro publicado no Brasil foi "Marília de Dirceu", de Tomás Antônio Gonzaga, em 1812.
LOS VIERON
El maderamen
los cristales
un cric
el aire que entra
una presencia
el corazón acelerado
la voz en ahogo
diciendo un saludo,
sorprendido,
la retirada,
la desazón
y que me importa
y vuelvo
y pienso
y razón
y no temas
y qué ?
Volvamos con precaución
empecemos ya
o qué esperas
que nos sorprendan
inocentes ?
Gustavo Henao Chica
El arquero de Buenavista. Literatura
https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=bjJsvOlplNk
“En lanzamiento del libro de cuentos "De la intimidad", Jorge Eliecer Campuzano, narrador de fútbol leyó el texto El arquero de Buenavista. Escrito por Gustavo Henao. Futbol De recuerdo los sábados en la tarde por Todelar.”
Gustavo Henao Chica nació el 19 de diciembre de 1957 en Jericó - Antioquia - Colombia. Entrenador Para-límpico. Licenciado en Educación Especial por la Universidad de Antioquia, Especialista en Literatura producción de Textos e Hipertextos por la Universidad Pontificia Bolivariana. Publicaciones: De la intimidad, cuentos. Historias en agua y tierra. Cuentos. Cuentos para leer en el crepúsculo. Coloquios de adolescencia. Articulos. Viajé a Pie. Libro de Poesía Saudade... Publicado en agosto/2021 Gustavo Henao Chica y Vanice Zimerman.
AFORISMOS - DON KARDAN - COLOMBIA
"Aforismo: texto breve y sucinto, fundamento de un estilo fragmentario y asistemático en la escritura filosófica, ger. relacionado con una reflexión de carácter práctico o moral."
Gustavo Henao Chica nació el 19 de diciembre de 1957 en Jericó - Antioquia - Colombia. Entrenador Para-límpico. Licenciado en Educación Especial por la Universidad de Antioquia, Especialista en Literatura producción de Textos e Hipertextos por la Universidad Pontificia Bolivariana. Publicaciones: De la intimidad, cuentos. Historias en agua y tierra. Cuentos. Cuentos para leer en el crepúsculo. Coloquios de adoescencia. Articula. Libro de poesía Saudade... Publicado en agosto/2021 Gustavo Henao Chica y Vanice Zimerman. Ensayo.
Comité Comunal Y Corregimental de Inclusión . Comuna 13 - San Javier . Gustavo Alonso Henao Chica . Fecla y lugar de elecciones:
9 de Septiembre del 2023.
Haga clic en la foto para ampliar
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Gustavo Alonso Henao Chica nació el 19 de diciembre de 1957 en Jericó - Antioquia - Colombia. Entrenador Para-límpico. Licenciado en Educación Especial por la Universidad de Antioquia, Especialista en Literatura producción de Textos e Hipertextos por la Universidad Pontificia Bolivariana. Publicaciones: De la intimidad, cuentos. Historias en agua y tierra. Cuentos. Cuentos para leer en el crepúsculo. Coloquios de adoescencia. Articula. Libro de poesía Saudade... Publicado en agosto/2021 Gustavo Henao Chica y Vanice Zimerman. Ensayo.
al salir de
la clínica
ah, el
resplandor del invierno -
una lágrima Zen...
Vanice Zimerman, IWA
. Foto: Vanice Zimerman
. 15/08/2023
EL
BALÓN
Teníamos que bajar hasta una manga llena de barrancos y raíces en las que a veces se quedaban enredados nuestros dedos, esto era al frente de la casa de los Cantarrana, unos negros que daban miedo y tenían fama de malas personas, a ese espacio le invadíamos un pedazo para improvisar la cancha, allí jugábamos los desafíos con los de Zafra o Sucre, en ese moledero descubríamos intuitivamente la posición más conveniente en el campo de juego, según la aptitud y el interés, a veces íbamos hasta Vicuña, deambulábamos para jugar nuestros partidos, parecíamos nómadas del fútbol, sin embargo en el fondo de nuestro corazón bien sabíamos que era la carencia en nuestro barrio de un sitio de recreo, y que no tener una cancha es demasiada pobreza. Por lo menos eso nos enrostraban los de Aguasfrías a los que les habían hecho una con graderías y todo, claro que el asunto era otro en los partidos donde nosotros éramos los ricos en el toque y la gambeta.
Quién sabe por dónde andábamos que no nos percatamos de las retroexcavadoras y los bulldózer que removían tierra al lado de la quebrada y en aquellos lodazales, hasta que cualquier día nos encontramos allí sintiéndonos afortunados, presenciando el milagro, con asombro nos parecía que había caído del cielo o que había emanado de la tierra. Nos correspondió estrenar cancha, al lado de la quebrada habían desaparecido aquellos matorrales cenagosos para dejar que emergiera en esa explanada, como si la hubieran desenterrado, la arenosa y blanca con la señalización rectangular, el círculo central y las líneas de zona, cerca a esos arcos en que me sentía pequeño; toda esa anchura nos hacía soñar que jugábamos en el Atanasio Girardot, hasta iluminación le pusieron, seis reflectores a los lados eran encendidos en las noches, disfrutábamos esa luminosidad, ¡tanta luz! Estar en medio de la cancha, era como entrar a un templo, algo se apoderaba de nosotros, nos sentíamos como poseídos, una sensación indescriptible nos envolvía cuando aquellas luces nos abrazaban.
Lento nos acercamos, Guasquila y Memo
estaban pateando suave al arco, Memo hizo un amague y se la pasó a Masámbula
que venía a mi lado, éste corrió con parsimonia y con una de esas fintas que
sabía hacer, (su juego era muy parecido al de Harold Lozano), me la tiró por
encima, la paré con el pecho y se la puse a Guasquila para el cabezazo que no
logró detener Chócolo, aunque se lanzó a lo Navarro en un voladora hasta
envidiable. Él en cambio me envidiaba la forma en que yendo a los pies del
jugador yo le quitaba el balón limpio sin tocarlo, perdía muy pocas veces ese
mano a mano; Chócolo era un arquero que arriesgaba y durante mucho tiempo fue
titular en el equipo e incluso tapaba a veces con los mayores; así entrenábamos
nuestros mejores toques de balón, el taquito, el cabezazo, la chilena, eso de
matar el balón que se ve hermoso cuando el esférico viene de arriba y uno lo
baja cogiéndolo con el pie como si fuera con la mano. Tener cancha era bueno,
tan grande y propia, nos sentíamos como estrenando novia, porque era del barrio
y podíamos jugar a cualquier hora.
Esa tarde vinieron otros, más otros y poco a poco conformamos dos equipos, como nos conocíamos bien todos jugábamos, hasta los más troncos tenían su lugar en los picaitos, no se excluía a nadie, sin hablar los que llegaban tomaban su lado, el que iba entrando, antes de hacerlo miraba de afuera y se metía en el equipo donde más se acomodara, buscando que se mantuvieran equilibrados los bandos, el desequilibrio lo daba la fatiga y así como entraban se iban saliendo, por lo general quedaban los mismos; por allí iban pocas chicas, ellas nos miraban de lejos, desde la tienda, los domingos que era fiesta si estaban en la cancha, pero se perdían nuestras mejores jugadas, las que hacíamos en semana.
El partido del que hablé fue muy limpio, ganamos tres a uno y tapé un penalti, Chócolo hizo otro tanto, me hubiera gustado tener a Mercedes cerca aunque fuera sólo para mirarla y que me viera tapar; nos sentamos ya cansados conversando no sé de qué, sólo recuerdo aquellos rostros de los muchachos: Pedrito, Quiles, Rigo, Yiyo, Chepe, Pico, Rodolfo, Marquitos, Sandro y a Lazo que no le gustaba el fútbol sino la mecánica, sé que éramos más pero los otros se desvanecen en el tiempo, no teníamos afán ni preocupaciones, desde hoy diría que calmábamos con el fútbol los embates de esa realidad, entre lo poco qué comer, vestidos con ropa vieja y remendada, a veces con algunas monedas para una crema de hielo con anilina, que nos ganábamos llenando volquetas con piedra o arena, era una realidad sin sueños para nosotros, una realidad sin horizonte, o una realidad de los mundos que existen dentro de éste porque aunque parezca un todo, este mundo no lo es.
Allí estaba nuestra cancha acostada y blanca, sonriente, complacida con nuestras pisadas y balonazos, con los goles, las atajadas; nuestra chacha de arcos blancos y polvorienta, nuestra cancha bordeada de gente gritando, de muchachas haciendo barra, nuestra cancha que nos mordía de arenilla los codos y las rodillas y sudaba nuestros sudores y nos entierraba y nos enmugraba; allí estaba nuestra cancha que nos acababa de ver jugar nuestro mejor partido, tres a uno había terminado.
Acostados sobre ella con un goce
recorriéndonos, sintiendo el olor que traía la quebrada desde una ladrillera,
mirábamos el cielo inmenso, la cancha era una sábana replegada acariciando
nuestras espaldas con los brazos abiertos, nos quedamos mucho rato, imaginando
cada tiro libre, cada tiro de esquina a lo Marcos Colt, cada pase, cada gambeta
a lo Garrincha, cada atajada a lo Otoniel Quintana, imaginando solamente,
porque para ser real habríamos necesitado tener balón.
Del libro "De la intimidad"
Gustavo Henao Chica nació el 19 de diciembre de 1957 en Jericó - Antioquia - Colombia. Entrenador Para-límpico. Licenciado en Educación Especial por la Universidad de Antioquia, Especialista en Literatura producción de Textos e Hipertextos por la Universidad Pontificia Bolivariana. Publicaciones: De la intimidad, cuentos. Historias en agua y tierra. Cuentos. Cuentos para leer en el crepúsculo. Coloquios de adoescencia. Articula. Libro de poesía Saudade... Publicado en agosto/2021 Gustavo Henao Chica y Vanice Zimerman. Ensayo.
EL ARQUERO DE BUENAVISTA
Para los niños la fiesta continuó todos los días, tener una cancha en el barrio era motivo más que suficiente, así que, día a día, todas las mañanas “Gafitas” llegaba solo, aún le enfriaba el rostro la brisa del alba. Iba hasta uno de los arcos y recostado contra el paral jugaba con las gotas de rocío, uniéndolas hacía chorros de agua que vertiginosos se deslizaban hasta el piso, luego detenido en el centro del arco, fijaba su mirada al frente, esperando el balón imaginario que llegaría para ser atajado.
Los primeros rayos de sol
asomaban juguetones por las montañas,
pasaban algunos minutos antes de que que otros muchachos vinieran, tiempo que
él utilizaba para intimar con los arcos: acariciándolos, mirándolos,
hablándoles en pensamiento porque expresarse hacia fuera no era lo suyo;
gritando aparecían por la esquina y desde allí le pateaban el balón, en ese
momento la mañana tomaba vida entre chutes al arco y picaitos, unas horas después
ya cansados lo dejaban solo, él se quedaba con su silencio hasta que el temblor
en las piernas y el hambre lo hacían irse. Jugaba al fútbol porque sentía unas
ganas inevitables, todo en él era alegría, y la alegría lo bañaba a raudales
cuando le decían: “vamos a jugar”. Pero nada tan maravilloso como la tarde que
jugando en la manga de Vicuña lo pusieron a tapar, ese día fue ungido como
arquero oficial. Ese puesto, el de arquero, nació con él, Masámbula le decía
resorte por la rapidez y flexibilidad con que reaccionaba en busca del balón,
los partidos se programaban si él podía asistir, de lo contrario sus compañeros
preferían no jugar.
En el momento en que René Higuita hizo el gol de tiro libre y la voz emocionada del narrador Jorge Eliécer Campuzano se regó por los aires pasó las montañas y fue al infinito, se levantó de la silla sobrecogido por una conmoción tan profunda que las lágrimas le salían como liberadas, esa sensación no la experimentaba desde el día en que Otoniel Quintana, arquero del Millonarios, había conseguido el récord de mil veinticuatro minutos sin recibir gol.
En el fútbol fracasó, el día que lo observó tapar
Turrón Álvarez, un exfutbolista que jugó en el Nacional, quien estaba encargado
de seleccionar cada año los niños de la preparatoria “República de Venezuela”
para participar en los interescolares.
Con su tula al hombro, apoyado contra la valla metálica que bordeaba la cancha de la Unidad Deportiva Belén, pensaba en lo cerca que estaba el día para jugar allí, en aquella grandota y verde. Se veía debajo de esos tres palos, imbatible, con sus voladoras y sus achiques perfectos al piso y ¿por qué no? tapando un penalti. En la escuela sonó el segundo toque de campana para ingresar, cerró sus fantasías y entró.
Terminada la clase de gimnasia el profesor de biología lo llamó para contarle que al día siguiente vendría Turrón Álvarez a escoger el equipo que los representaría en los interescolares.
- Yo lo he visto tapar a usted, no me vaya a defraudar – dijo el profesor. Él lo miraba abrumado.
- Mire, a mí no me gusta el caleño, ese puesto lo tiene que ocupar un Paisa -, Dijo el profesor de biología. ¿Quién era el caleño y qué significaba eso? Para él todos los muchachos de la escuela eran eso, muchachos. ¿Paisa? ¿Qué es un Paisa? Quedó en la misma, era la primera vez que oía ese tipo de diferencias.
Esa noche le fue difícil conciliar el sueño, durmió poco y quejándose por momentos. A las seis de la mañana despertó sobresaltado pensando que se le había hecho tarde. Mientras desayunaba vinieron a su memoria las palabras del profesor de biología. Con meticuloso esmero preparó su atuendo: los tenis guayos nuevos, el buso, la pantaloneta, también tenía para estrenar unas rodilleras abollonadas.
Ya dentro de la cancha y por primera vez con el bullicio de los niños y los gritos de los profesores desde las tribunas, se sintió pequeño. Desde que vio venir el balón intuyó que lo pasaría, fue a su encuentro en un momento en que el defensa reaccionó tarde. El “pinchado” Pedro Casas, ese que vivía en Altavista, se levantó un poco, dejó que el balón lo sobrara y le pegó de taquito. Muchas veces jugando en su contra sin ojos seleccionadores o juzgadores, aquella jugada habría sido fácil, Casas jamás le había hecho un gol. En ese partido le metieron tres goles de arquero, pero es que amaneció enfermo de miedo, los tenis guayos le apretaban y la arquería era para un gigante.
Aquí supo quién era el caleño, lo vio tapar,
entendió, era el arquero de la sección B, cuando lo tuvo enfrente moviéndose
junto al arco, se le hizo un amarradito en la garganta. Usaba guayos de cuero,
una balaca en la frente y por supuesto el uniforme del Cali. Hablaba con otro
acento, ordenaba y manoteaba a sus defensas para ubicarlos durante los tiros de
esquina o libres, anticipando con decisión se levantaba para rechazar el balón,
siempre se movía en actitud decidida, logrando ablandar a los delanteros, sólo
Betancur que no comía de nada hacía caso omiso a sus gritos amedrentadores,
después de puñetear algunos taponazos, volvía al arco, ufano, caminando a lo
pavo. Pavo caleño.
Parado apoyándose en su bastón, el exjugador cojo del nacional lo observó moverse inseguro y al balón pasar la línea de gol en tres oportunidades.
- Lo hacen quedar mal a uno, cuando se confía en ellos y a la hora de
responder, nada -, esas palabras sonaron en su cabeza muchos días. El profesor
de biología no lo volvió a saludar y él tampoco a jugar al fútbol.