sexta-feira, 5 de novembro de 2021

TOULOUSE . Cuento. Gustavo Henao Chica - Colombia

TOULOUSE

 

Al fogón de leña en los pueblos lo denominan como “Poyo”, lo hacen con tacos de madera acostados sobre largueros y soportados por cuatro estacones que lo levantan unos cincuenta centímetros del piso; la base se forma con tierra y ponen piedras o adobes para generar el espacio donde se va a colocar la leña que ya encendida genera flama o braza para cocer los alimentos. La callana con la que se asan las arepas, las ollas y demás utensilios se vuelven negros por el humo del fogón, las paredes y el techo de la cocina adquieren igual negrura, el humo busca salida por la parte superior donde adrede se han dejado unos orificios, o por la puerta cuando esos orificios son insuficientes.

 

    Cuando la leña es de yarumo o está húmeda, produce humo y cenizas en abundancia, las mujeres al entrar a la cocina se impregnan y quedan oliendo a “rancho”, es el decir, sus manos se ennegrecen por el hollín que sale al remover las cenizas de la leña, pavesas que caen en sus cabellos y los dejan sucios, los delantales son igualmente mugrientos y olorosos.

 

II

 

    La casa es fabricada en bahareque, con la mezcla de tierra calichuda y cagajón, trabajo que hacen los hombres desmenuzando primero los dos componentes y luego pisando descalzos rítmicamente hasta lograr una masa apropiada que se vierte entre la canaleta que se forma para hacer las paredes, en Jericó el experto en estas casas fue Ricardo Mosquera, cuando se pasó de las de paja a las de teja.

 

    Toulouse era un animal con pergaminos por parte del padre que era un gato Persa pero la madre era una plebeya, por lo que “Toulouse” era algo así como una mulata hermosa negra con pintas amarillas por todo el abdomen, lanuda como felpa, lanuda para acariciar suavidades; llegó de Bogotá en avión, el hijo del propietario de la finca la trajo siendo cachorra.

 

    Al lado de la canoa donde los cerdos comen el salvado y la aguamasa, se juntan los pájaros afrecheros, en número amplio. Toulouse se queda quieta junto al tronco de madera convertido en canoa, sólo por momentos su pelambre se estremece, su cola se mueve vigorosa cazadora de pájaros y otros animales, en sinuosos movimientos, las patas avanzando sin notarse, sin sentirse y su vientre deslizándose, con movimientos impecables, sorpresiva ya está sobre pájaro que nació para ser cazado, pájaro afrechero, víctima en un solo golpe, cazadora que sube al árbol de naranjo, su favorito para guardar los restos de su presa, árbol al extremo derecho del patio.

 

    Al verla el bebé sonríe y comienza a moverse hacia ella, cuando la tiene cerca la coge y pronuncia sonidos saludos, feliz,-godi, godi, godi -. Toulouse que responde con –rrrrrrrrrrum, rrrrrrrrrrrrum, rrrrrrrrrrrum- volteándose mimosa, extiende sus patas delanteras con un gesto juguetón que repetidamente va hacia él; han jugado mucho, bebé descubrió que Toulouse gustaba de perseguir de un lado a otro y dar saltos cuando él movía un pedazo de cabuya que cogió de un costal.

 

III

 

    Sigilosa como es, entra por uno de los huecos por donde sale el humo de la cocina, ya en la despensa, con una de sus patas levanta hábilmente la tapa de la olla, recipiente que guarda leche. Introduce un poco la cabeza y con la lengua afanada recoge, lame de la blanca que tanto le gusta. Ahora lo hace de noche porque aprendió que es de riesgo y doloroso tomarla cuando las mujeres están en la cocina, o cerca desde donde puedan verla. Aún se siente volando aparatosamente hacia el poyo,  tirada con furia y tan rápido que a pesar de su destreza natural y aunque pudo casi voltearse no fue suficiente el tiempo para hacerlo por completo y así evitar el golpe en su lomo al estrellarse en el saliente de uno de los adobes que la esperaba para magullarla, quebrarla y con las brasas producir quemaduras, dejándola con dolores varios, por muchos días y ese caminar maullorando porque al moverse dolía más; sin poder subir al árbol de provisiones y sin poder cazar. El bebé que comúnmente le halaba el pelambre y a veces casi la estrangulaba, pareció entenderle los dolores y entonces se acercaba gateando y arrastraba el tetero, se lo ponía en la trompa, bebé reía mientras le daba y Toulouse ávida tomaba hasta saciarse, bebe se engullía el resto cuando algo quedaba y salía gateando por el patio.

 

IV

 

    Ahora le era difícil subir hasta los árboles donde más de una vez había cazado pájaros mayores y pájaros chillones de nido; todo lo que tenía guardado en el naranjo se le pudrió o se lo comieron otros, en el subterráneo se quedó varios días mientras la fractura de la cadera sanó. Era lo más grave que le había sucedido porque ni en los enfrentamientos con el perro, que llegaron a ser de mucha sangre, y en repetidas ocasiones, se había visto con tanto dolor. Con frecuencia pasaba su lengualija sobre la parte del hueso roto, y como por saber de otros tiempos acomodaba esa parte en el punto donde al sanar no quedara imperfecto. El subterráneo servía de refugio, al lado opuesto del nido de las gallinas para que éstas no hicieran escándalo, acomodó su propio nido al borde que daba al patio para ser vista por godi, godi, godi. Desde donde estaba ahora y por cautela podía divisar la casa y los movimientos de las mujeres y los hombres; cuando ya pudo se enmontó por unos días y la extrañaron.

 

    A las seis de la mañana el ordeñador llegaba con la vaca, la ataba a un paral del extremo del patio, le amarraba las patas traseras y luego lavaba sus ubres; la madre sentaba al bebé en el corredor, la primera postrera de leche caliente que salía de la ubre, se la daban al niño. Era costumbre levantarse cuando aclaraba el día como es costumbre dormirse llegando las seis de la tarde. Bebé también jugaba a perseguir gallinas que venían a comer maíz, se metía al patio sin medir el riesgo.

 

V

 

Toulouse está enamorada, después de sanarse se había remontado y en el monte se juntó a Pacho que antes cuando sana le había hecho algunas visitas. Toulouse ya con  resoluciones definitivas de marcharse, estuvo alejándose por  periodos de dos o tres días, pero su recuerdo del bebé la hacía volver, porque además las manitas y la ternura le gustaban, pero todo estaba decidido, Pacho era negro y blanco, fuerte y montuno pero era gato común, al lado de Toulouse  parecería pobre, se quedó resguardado entre los arbustos mientras Toulouse  buscaba al bebé que debía estar sentado en el piso junto a la chambrana esperando el tetero con la primera postrera de leche; ya el hombre gritaba su rutina diaria, la vaca fue dirigida junto al estantillo donde  la amarraba para ordeñarla; el  bebé juguetón sabía que leche estaba cerca, el hombre enjuagó el balde y con rodilla hincada en el piso dio comienzo al ordeño, junto al lavadero. Las ramas de las matas de manzanilla sembradas por la abuela en el corredor se movían con vigor como si el viento viniendo de la quebrada las moviera, pero no había viento, ni brisa. 

 

    Al final del corredor la movención terminó, la cabeza del áspid empezó a verse junto al estantillo, aquellos colores se deslizaban zigzagueando entre las ramas de la manzanilla, bebé seguía allí. La madre salió con una taza de café humeante. El hombre la recibió sin mirarla, encendió un cigarrillo y mientras fumaba profundamente, pensaba o parecía pensar, ¿quién sabe de los pensares de un campesino a esa hora? En el matorral se escuchó un maullido profundo lanzado por Pacho, Toulouse levantó un poco la cabeza.

 

    La casa estaba hecha en forma de L siendo la parte del frente la más angosta, se podía ver desde la calle o al entrar por la senda empedrada, tenía adelante un corredor en cemento, dos ventanas que daban luz a las habitaciones y una puerta en la mitad que comunicaba directamente con la sala pasadizo. Los estantillos, cuatro en total, estaban pintados en color naranja, al igual que las ventanas, la puerta y el zócalo de unos cuarenta centímetros, lo demás era de color blanco, pasando la sala estaba la otra puerta que daba a la parte posterior de la casa, donde a mano izquierda estaban el comedor y la cocina, al final el lavadero y a unos cinco metros un baño. A su lado se iniciaba el camino que daba para el cafetal y la quebrada. En la sala si uno se dirigía a la parte de atrás podía entrar a la derecha a una habitación y a la izquierda a otra que a su vez tenía una puerta que comunicaba a una habitación más para completar la L. El patio y las sendas estaban empedrados.

 

    Bebé, que jugueteaba con el tetero, hizo de pronto un gesto emocionado, palmoteo y presuroso empezó gatear hacia el lado del lavadero, los colores que se movían sinuosos  lo atrajeron, Toulouse que lo observaba medio oculta en el otro extremo del patio, levantó las orejas y se mostró moviendo su pelambre y ondulando la cola en estado de alerta.

   Cuando el hombre dio los primeros apretones a las tetas de la ubre vio el color naranja de la cola, el negro, en anillos, la serpiente estaba suspendida,  y a pocos pasos de ella, el bebé gateando afanado para coger juguete vivo de colores, el hombre soltó la coca en que recibía la leche que venía de la ubre, se fijó con un miedo incrédulo, un miedo aterrado, al niño le faltaba poco para llegar a la serpiente y a él le faltaban kilómetros, tendría que volar para llegar antes, bebé a más proximidad, más alegre parecía, el animal ya lo había visto, como estaba acorralada  irguió su cabeza atenta a la defensa, bebé se sentó por un instante y luego con un impulso extendió su mano, Toulouse salió de la nada y con exactitud  prensó el cuello de la serpiente, solo en ese momento todo pareció suspenderse, Toulouse se alejó y al entrar al matorral, los colores vivos desaparecieron, bebé prorrumpió en llanto y cuando el hombre lo tomó entre sus brazos, señalaba hacía el matorral por donde Toulouse se había metido con su juguete de colores.

Gustavo Henao Chica

. Libro "De la intimidad " - Toulouse - Página 34

Email: escritoresacademia1957@gmail.com 

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Gustavo Alonso Henao Chica nació el 19 de diciembre de 1957, en Jericó - Antioquia - Colombia. Entrenador paralimpico Es Licenciado en Educacion Especial por la Universidad de Antioquia; y Especialista en literatura Producción de Textos e Hipertextos por la Universidad Pontificia Bolivariana. Publicaciones: De la intimidad. Cuentos; Textos para Afrodita Poemas; En busca del asombro. Teatro. Fragmentos alucinados. Ensayos. Historias en agua y tierra. Relatos. Cuentos para leer en el crepúsculo. Cuentos. Coloquios de adolescencia. Articulos. Libro de poesias Saudade... Lançado em agosto/2021 - Gustavo Henao Chica e Vanice Zimerman.

Um comentário:


  1. “TOULOUSE” es un cuento atemporal, ya que encanta con la riqueza de detalles de las escenas y sensaciones narradas. El gato atento, ágil y valiente; el bebé es encantador con tu inocencia y curiosidad; la serpiente, que representa un peligro inminente, pero que ha sido superado. Me gusta mucho leer y releer este cuento.¡También me gustó tu diseño!¡Felicitaciones Gustavo!Gracias.

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